Hola a todos.
Bueno continuando con la nota anterior, debo decirles que, vuelve a ocurrir algo,
impensable, que nunca se me hubiera ocurrido que podría pasar.
Sucede que, a veces, me llamaban para, ayudar cuando habían muchos clientes en el salón.
Eso me gustaba porque, salía por momentos de la oficina, un lugar muy formal y silencioso, al salón que era, todo lo contrario, bullicioso, con gente de un lado y otro, mis compañeros locos de la vida, con tanta clientela para atender, trabajando a dos manos como se dice.
Llegaba y de inmediato chequeaba el número del cliente que estaban atendiendo y llamaba al siguiente.
Volver a las bases era muy lindo. pero sabía que era momentáneo, hasta que se disipara un poco la gente.
Y les digo, me gustaba la venta y también la oficina. Si me daban a elegir, entre un trabajo y otro, quizás hubiera elegido las ventas.
No era un trabajo tan solemne, tan silencioso.
Manuel, el Contador, era muy callado, si uno le hablaba, él respondía. Era muy difícil sacarle una palabra y menos una sonrisa. y al lado de mi escritorio, un escalón más arriba, estaba la oficina de Don Nicolás. No había división y ahí él atendía a los proveedores. Allí no volaba una mosca.
Por eso me gustaba ir al salón de ventas, porque era más divertido, mis compañeros estaban todo el tiempo bromeando con los clientes, haciendo de su trabajos, algo alegre, nada acartonado y cuando llegaba con ellos, me integraba a ese momento..
Una vez me llamaron para atender a una clienta. Yo estaba en la oficina trabajando muy concentrado y en ese momento Don Nicolás no estaba, no vino ese dia.
Yo le pedí permiso a Don Manuel y me dijo que si y fui sin problemas.
Cuando llegué al salón, me dijo Julio: Esta señorita es la clienta.
La clienta era una chica boliviana, muy pintadita, bien vestida, bien agradable,no más de 20 a 25años.
Llegué al mostrador, me dijeron es ella, la saludé y le tomé nota del pedido, le ofrecí otros productos que vendíamos, como a todos los clientes que me tocó siempre atender, todo bien hasta ahí. Cuando empecé a prepararle el pedido, otro de los dependientes, Víctor, se ofrece a ayudarme, le dije bueno gracias y cuando fuí a buscar unas mercaderías para su pedido, Víctor se me acercó y me dijo: Chiquito muy bien eh! Le pregunté qué me quiso decir?
Me respondió: Cómo no te distes cuenta? De qué? Pregunté.
No ves que la chica está con vos? No quiso que la atendiera nadie más que vos!
Nooo dije, ustedes me están gastando una broma. En eso vino Angel, uno de los dueños y me dijo lo mismo.No podía creerlo. Les dije, pero si apenas tengo 16 años! Ella tiene más de 20.
Entonces el Sr. Angel me dijo: Mirá Chiquito que es la hija de un chacarero con mucha plata.
Pero si yo soy muy chico para ella, no por favor, basta.
Todos se reían pero era verdad, ahí me dí cuenta que la chica me miraba de una forma extraña, mientras la atendía.
Ahí también me enteré que tenía 23 años.
Por supuesto la atendí como a cualquier otro cliente, nada de otro mundo, de ahí en más, cuando me pedían que saliera a atenderla, me negaba diciendo que estaba muy ocupado y que no podía salir de la oficina..
Mis compañeros se divirtieron, pero yo viví la situación más incómoda de mi juventud. Con el tiempo, me cargaban y me decían: Chiquito ahí viene tu "'amiga" y yo me desaparecía, pero eran mentiras de ellos.
Como dije que en la empresa habían vendedores que salían a distintas zonas a visitar clientes para cobrar y levantar pedidos. Uno de ellos era Antonio, que tenía 26 años, recuerdo que jugaba al hockey sobre patines en el equipo del club YPF.
Jugaba casi profesionalmente, yo iba muchas veces a los partidos, era muy buen jugador.
Y Antonio atendía distintas zonas de ventas del gran Mendoza. Así que llegaba en las mañana, pasaba por la oficina y yo le daba la carpeta correspondiente a la zona donde iría a trabajar, con todos los elementos para que él pudiera a hacer su trabajo de Ventas y Cobranzas.
Esa era una rutina diaria.
Un fin de semana tenía, como muchas veces, que jugar por el campeonato de Hockey y tuvo la mala suerte de salir lesionado del evento. Fue un esguince de tobillo y tuvo que estar, enyesado y de parte de enfermo como 20 días.
No había que salir a visitar las zonas correspondientes que, no pudo hacer él.
Don Nicolás estaba furioso con la noticia y ni Angel ni Andrés, sus hijos, podían reemplazarlo, por sus actividades también. Entonces Don Nicolás me dijo: Carlos te animas a suplantar a Antonio?
Pero Don Nicolás, yo no tengo licencia de conducir, todavía no cumplo 17 años.
No importa, me dijo, saldrás con Elías ( el mecánico) él te llevará.
No lo podía creer! Yo salir de Vendedor?
Y me dijo también que lo que necesitara, Elías me lo iba a proveer. De tal manera que no hubo más remedio que salir con el chofer.
Recuerdo que fuimos a San Martín, a 50 km de la ciudad de Mendoza, mi primer zona de trabajo.Salimos como a las 9,30 de la mañana.
Fuimos en una camioneta llamada Baqueano IKA, la misma fábrica de la Estanciera, incluso el mismo motor.
Llegamos al primer cliente, a Don Elías lo conocía, ya que muchas veces, él manejaba el camión de reparto de mercaderias, a mi se me hizo más fácil la tarea y le vendí y le cobré la factura pendiente..
Ese era el sisema de ventas, se les enviaban los pedidos, el cliente firmaba el remito y cuando iba el vendedor le tomaba el nuevol pedido, según sus necesidades y se cobraba el envío anterior.
Eso pasó con todos los clientes que visitamos. Felizmente todos me recibieron muy bien.
Como yo conocía toda la mercadería que se trabajaba, muchas veces les ofrecía otros productos, casi sin quererlo, y los clientes compraban.
Recuerdo que cortamos el trabajo, para ir a almorzar. Fuimos a una pizzería. después estuvimos en un área de descanso, en un parque, haciendo la espera hasta que, abrieran nuevamente los negocios.
Salimos cuando se hizo la hora y visitamos los clientes que nos quedaban, hasta terminar el recorrido.
Y terminamos temprano, teníamos mucho tiempo para regresar.
Qué lindo que la pasamos, eran las 6pm y ya habíamos hecho todo el recorrido, visitamos todos los clientes, según la carpeta y le habíamos cobrado y vendido a todos.
Regresamos casi a las 7pm.
Don Elías, "Viejo Lobo de Mar", un hombre mayor, de bigote y barba blanca profusa, conocía muy bien su trabajo y se las ingeniaba para hacer tiempo, cuando la circunstancias lo requerían.
Fumaba en pipa y era sordo de su oído izquierdo, había que hablarle un poco más fuerte de lo normal, para que escuchara bien. Muy buena persona, a mí me quería mucho, pero generalmente, como era el más chico de la Empresa, todos me querían y me apoyaban.
Era un buen maestro para que yo, aprendiera muchas simpáticas artimañas para hacer del trabajo, algo más entretenido.
Así que obligado a hacer tiempo para llegar casi a la hora de cierre.
Cuando llegamos a la oficina, nos recibió Don Nicolás y nos hizo esperar hasta terminar algo que estaba haciendo, para poder recibirnos la recaudación que traíamos y las Notas de Pedidos.
Cuando hubo terminado, nos llamó, hizo que Don Manuel nos recibiera el dinero de la cobranzas y él personalmente, nos recibió las Notas de Pedidos, que parece fué su inquietud principal.
Cuando le entregué el talonario de Pedidos, miró uno, el primero y preguntó: esto le han vendido a este cliente? Si Don Nicolás, porqué? dije.
Y le preguntó a Elías que, debía quedarse hasta entregar todo correcto, si el pedido estaba bien tomado y, lógico que respondió que si.
Entonces le pregunté a Don Nicolás, si había algún problema?
No no Carlos, está bien, está bien, no te preocupes.
Y así, casi calcado fueron pasando los Pedidos y llegó el turno de las cobranzas.
En la próxima les sigo contando, los espero.
Hasta pronto.
Fotografias: Google Imágines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario