Hola a todos.
Continuando con el tema, comenzamos el recorrido de la tarde, tratando siempre de visitar los clientes más lejanos, ya que si nos quedaba alguno sin atender, no había que viajar tanto otro dia.
Sigo insistiendo que para mi era como un juego, vender y cobrar, porque se me hacía fácil. Ni que hubiera hecho ese trabajo toda la vida.
Supongo que los clientes al verme tan joven, con energía para defender los precios de algunos productos, con respecto a la competencia, les inspiraba una cierta simpatía y me compraban de todo.
Hablando de competencia, muchas veces nos encontrábamos en los comercios con Vendedores de muchas empresas, de diferentes rubros. Muchos eran mayores, otros no tanto, pero todos experimentados en el arte de la Venta.
Cuando hacíamos la espera para que el cliente nos atendiera, contaban entre ellos chistes y las anécdotas, que nunca faltan en la gente que viaja la mayor parte del tiempo. Yo recién empezaba como vendedor, no tenía nada para contar, salvo hablar de fútbol o algo así.
Eso hacía más grata la espera para que el cliente nos atendiera.
Muchos que conocían a Antonio y Andrés, nuestros vendedores oficiales, preguntaban por ellos, les decía que lo mio era provisorio, que cuando ellos estuvieran listos, volvería yo a la oficina.
Les digo algo, me gustaba esa parte de la venta también, era confraternizar entre "colegas" y particularmente, aprendía ciertas tácticas que ellos usaban para vender, que para mi eran muy importantes, para ganar experiencias.
Así íbamos terminando nuestro trabajo del día, llegando siempre a la oficina, más tarde de lo normal porque veníamos de lejos, aunque cortábamos una hora antes del cierre, para no llegar tan tarde.
Y siempre sucedía lo mismo, con relación a los pedidos y cobranzas que traíamos, hasta que se acostumbraron a ver que, a causa de mi impertinencia, mi desparpajo de jóven, y la buena llegada que tenía con los clientes, las ventas se incrementaron sustancialmente y las cobranzas estaban siempre al día, cosa que parece, no era muy común.
Así iba pasando el tiempo, ya estaba cerca de mis 18 años, mi mayoría de edad y complementaba mi trabajo de ventas con el de oficina, hasta que un dia, Antonio regresa de nuevo al trabajo, luego de su período de enfermo, por su tobillo.
Ahí se presentó algo desagradable, para mi, principalmente, porque estaba relacionado conmigo.
Sucedió que Antonio llegó ese día temprano y cuando fué, como siempre lo hacía, a buscar la carpeta de la zona que le correspondía visitar, Don Nicolás, que estaba desde temprano, lo recibió y luego de saludarlo, le comunicó que, a partir de ese momento, dejaba de ser el vendedor viajante, y volvería al salón.
Le comunicó que a partir de ese momento, Carlos, o sea, yo, se encargaría de visitar los clientes.
Antonio se quedó mudo, no sabiendo qué decir! Sólo se le escuchó: Muy bien Don Nicolás, lo que usted diga.
Pero como yo estaba preparando la carpeta, había escuchado todo, me quedé más mudo que Antonio. No lo podía creer, yo, el nuevo viajante oficial de la Empresa! No, estaba soñando, no podía ser!
Cuando Antonio se fue al salón, Don Nicolás se aproximó a mi y me dijo: Carlos a partir de hoy, te quedarás a cargo de la venta con los clientes que atendía Antonio y los que atiende Angel (su hijo), y
en un par de meses, cuando cumplas tus 18 años te sacas la Licencia de Conducir, y desde ese momento, no necesitarás que nadie te lleve.
Mi preocupación, en primera instancia fue, quién se haría cargo de mi trabajo en la oficina?
No alcancé a preguntarle eso, que Don Nicolás me dijo: Hay una chica que ocupará tu puesto.
No lo podía creer, aunque seguí estudiando contabilidad por un tiempo más, me aboqué exclusivamente, de ahí en más a mi nueva función, la de Vendedor.
Así fuí metiéndome en ese increíble mundo tan maravilloso, que resultó ser, La Venta. A partir de ese momento, no había otra cosa que pudiera hacer, que me provocara una satisfacción tan grande.
No sé si era la euforia por el paso tan importante que estaba dando, por el hecho de sentirme importante, valorado, para darme semejante responsabilidad.
Imaginaba el futuro, cuando cumpliera mis 18 años, saliendo sólo a visitar los clientes.
Llegué a tener tal dominio del tema, que, incluso no solamente se aumentaron las ventas, sino que también fui incrementando la lista de clientes, nuevos cada semana.
Me encantaba ir a trabajar, me gustaba lo que hacía. Iba a trabajar bien vestido, me compraba ropa adecuada para ese tipo de trabajo.
Llegué a tener tal dominio de la situación, que impuse un toque de rapidéz a todo trato con los clientes. Es decir, iba derecho al tema, cuando la situación lo ameritaba y esperaba pacientemente a que el cliente estuviera, realmente listo para atenderme y no que esté pensando que tiene alguna cosa por hacer, pendiente y que mantuviera su mente en otra cosa que no sea la atención hacia mi.
Eso lo aprendí de los otros vendedores, al ponerlo en práctica, me sirvió de mucho.
Por fin llegó el dia de mi cumpleaños, ese mismo dia fui al Registro Civil, para gestionar mi Libreta de Enrolamiento, como adulto. También fui a sacar turno para la Licencia de Conducir.
Cuando me dieron la cita para la Licencia, fui con Don Elías en el Baqueano y tomé el test de manejo, el cual pasé sin problemas, ya que en mis viajes había manejado mucho tiempo, gracias a mi veterano compañero.
Lo primero que hice cuando me dieron la Licencia fué, mostrársela a Don Elías y le dí las gracias por todo lo que me enseñó en los últimos tiempos. El se puso muy contento, me felicitó y me dijo algo que me gustó mucho:Oye Chiquito, esa Licencia no te habilita para correr, para abusar de la velocidad, haz de cuenta que siempre voy a estar a tu lado por si cometes alguna infracción. Cuida tu vehículo que es tu herramienta de trabajo.
Un genio! Aún hoy, a mis más de 70 años, sigo respetando sus consejos y los traslado a mis hijos.
El tema fue cuando le dije a Don Nicolás que ya tenía la Licencia, me dijo algo que me dejó con la boca abierta: Carlos mañana vas a ir con Elías a la Consecionaria IKA a retirar una Estanciera Nueva que he comprado y que será la que usarás para salir a visitar los clientes.
Seguían mis sorpresas laborales, yo a cargo de un vehículo 0Km, increíble!
Cuando salí de la Concesionaria de Autos, con la Estanciera, nuevita, impecable, un perfume especial, a nuevo todo. brillante, pensaba si lo que me estaba ocurriendo, no era real/
Iba para la empresa y me parecía un sueño manejarla y ser yo , el primero en hacerlo, qué responsabilidad a mis 18 años Dios mio!
Seguramente era un pequeño premio, estímulo o compensación a la muy buena tarea, según ellos, que estaba haciendo como Vendedor.
Un dia, Don Manuel, el contador, tenía que ir a hacer un trámite y me pidieron que lo llevara. Mientras íbamos, me dijo: Chiquito te extraño en la oficina, cuando me dijeron que te pasarían a Ventas, me opuse, ya que eras muy útil para mi, como mi mano derecha, por todo lo que habías aprendido y yo trabajaba tranquilo sabiendo que tu hacías bien tu trabajo.
Le dije, gracias Don Manuel, Ud. me enseño todo lo que sé.
Y dijo: No podía cortarte tu carrera, ya que yo siempre, tu sabes, escuchaba todo lo que se hablaba en la oficina, y más cuando el tema eras tú.
Ellos hablaban sólo maravillas de ti en Ventas y Cobranzas, es por eso que Angel, no salió más a la Venta y te dieron sus recorridos a ti. Te felicito y te deseo lo mejor.
Ahí me vine a enterar el porquéel Sr. Angel dejó las ventas para quedarse en el salón y yo me tuve que hacer cardo de su recorrido y el de Antonio.
En mi familia no podían creerlo tampoco, pero estaban contentos por los adelantos que estaba experimentando en mi trabajo.
Y las sorpresas no paraban ahí, me aumentaron el sueldo y me darían premios por Ventas, dinero para viáticos, para comidas, hotel y demás.
La verdad, no podía pedir más nada. Eran peldaños, más peldaños que iba subiendo cada vez.
Ya no odiaba mis primeros tiempos en la fábrica de ladrillos, ese sentimiento fue cambiando en mi, dado que cada dia me iba dando cuenta que, si no hubiese sido por ese, mi primer trabajo, mi primera experiencia laboral, no hubiera tomado la determinación que tomé aquella vez.
Me acuerdo, cuando iba en la Estanciera, camino a mi primer cliente, hice mentalmente, un raconto de mi vida, a partir dce la fábrica de ladrillos y estaba feliz, pensaba que fue una decisión correcta la que tomé, que me propuse no trabajar nunca más en ese tipo de tareas, que podía hacer otros trabajos, que podía intentarlo, por lo menos.
Eso marcó mi vida, seguramente nací para la venta, eso creo.
Cuando estoy frente a un cliente, estoy en lo mio.
Mi esposa me dice siempre que, porqué tengo tanta paciencia con los clientes y no, a veces con cuestiones de familia?
No sé, no es que sea fastidioso, sino que, si quiero tener éxito con el cliente, debo tener, sobre todo, paciencia. Si un Vendedor no tiene paciencia, pues, se debe dedicar a otra cosa. Nunca podrá vender ni un alfiler.
Es lo que aprendí, por mis propios medios y lo que me enseñaron grandes vendedores, con los que me crucé en varios años.
Bueno, sigo en la próxima.
Hasta pronto.
Foto: Google imágines.
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