Hola a todos.
Instancias de mi infancia que han quedado grabadas en mi mente para siempre y que, ahora, al recordarlas, noto que mi estado de ánimo cambia y para bien, por supuesto.
Una de las cosas que más me vienen a la mente, es la llegada de los Reyes Magos.
Eso creaba en el ambiente de mis hermanos, más pequeños, sobrinos, amigos del barrio, un estado de ánimo tan especial!
Y estábamos espectantes ante esas visitas. Todos plasmábamos nuestros deseos en una cartita dirigida a los Reyes Magos. Y los que no sabíamos escribir por ser chiquitos que aún no íbamos a la escuela, los mas grandes nos ayudaban escribiéndolas a nuestros nombres.
Qué épocas, recuerdan ustedes?
Teníamos que hacer "buena letra", es decir, portarnos bien, obedecer a los papis, estudiar, hacer los deberes, ayudar en la casa, si claro! Hacer los mandados sin protestar, aunque eso de protestar no servía de nada, ya que teníamos que hacerlo nos gustase o no.
En esa época se le tenía un respeto muy prudente a los padres, sino, estaban también los hermanos mayores, que nos hacían cumplir con las "reglas de la casa", como en mi caso, tenía 5 mayores y 2 menores que yo.
Eramos 9 hermanos, 6 varones y 3 mujeres. Había que lucharla mucho, no fue sencillo para mis padres, que no se quejaron nunca, pero trabajaban duro para darnos las cosas mas elementales, por lo menos.
Eramos felices, nosotros como niños, estábamos un poco al margen del aspecto económico de la familia. Nos dábamos cuenta cuando queríamos algo y nos decían que no por ahora y ahi terminaba la cosa.
Me acuerdo cuando mi madre me mandaba a la carnicería a comprar la carne para el "puchero" o el "sancocho"como le dicen en otros lados.
Y me decia : decile a José, el carnicero, que me mande 2 pesos de huesos y 3 pesos de carne. Y allá iba con los 5 pesos. Y en esa época Don José me preguntaba: Y Carlitos, qué le pedistes a los Reyes Magos? Y, una pelota don José. Esperanzado de que mi deseo fuera complacido.
Y asi iban pasando los dias, hasta que llegaba la noche de Reyes.
Nosotros cortábamos pastito y poníamos una palangana con agua al lado de los zapatos. Cómo iban a venir los camellos, tenian que comer y beber agua.
Al otro dia nos levantábamos de madrugada para ver los regalitos. Muñecas, revolvitos de cebita con sus cartucheras, cajas de colores y una o dos pelotas de goma. Qué maravilla! Y los camellos se tomaban el agua y se comian el pastito. Les confieso que nunca llegué a verlos cuando venían.
Eran magos de verdad.
Después nadie se volvía a acostar, habia que sacarle el jugo a los juguetes nuevos.
Ibamos a jugar al fútbol, ya se acoplaban los chicos vecinos y se armaba el picadito.
Jugábamos sin parar, incluso como las pelotas eran de goma, cuando se pinchaban, seguíamos juando hasta que se partían en dos y aún asi, seguíamos jugando con las mitades. Increíble.Qué bárbaros.
Con los revolvitos jugábamos, armábamos unos tiroteos tremendos! Se nos terminaban las cebitas y seguíamos tirando tiros, pim , pam pum!
No nos duraban mucho los juguetes porque no eran de la mejor calidad, pero los disfrutábamos tanto!
Eso no nos importaba mucho, el tema era tenerlos y disfrutarlos hasta el final.
Y saben qué, aprendimos a hacer nuestros propios camiones, autitos, gruas, barquitos, barriletes,etc.
Poníamos todos nuestros esfuerzos y nuestras habilidades y hacíamos verdaderas obras de arte, con cosas tan sencillas, Por ejemplo, las ruedas de los autos, cortábamos los palos de las escobas viejas, en rodajas y calentábamos un clavo en el fuego y perforábamos al medio, les dábamos una pasadita de pintura y ya nos quedaban las rueditas listas para ponerlas. Que tiempos no?
Y los barquitos, me acuerdo, usábamos los elastiquines( banditas elásticas) y eso los propulsaba. Estancábamos el agua de las acequias y ahi jugábamos por horas.
Las acequias abundan en mi Mendoza natal, son pequeños canales por donde pasa el agua entre las veredas y las calles, eso posibilitaba el regadío de las propiedades y de ahi que cada casa tenía una pileta y hacían entrar el agua, que iba primero por el filtro, una pileta mas pequeña con arena, y se conectaba por abajo con la pileta mayor, y ahi salía filtrada y teníamos el agua para nuestro consumo.
Pues, como les decía, esa agua estancada nos permitía jugar con nuestros barquitos. De las plantas de
maíz sacábamos las hojas y hacíamos unos barquitos, incluso hasta con chimenea. Que genios no?
Había que inventar, no quedaba otra, ya que no podían nuestros Reyes Magos, traernos otros tipo de juguetes.
Pero saben qué? En buena hora, ya que eso nos llevó a todos a descubrir nuestras habilidades artesanales.
Hacíamos autitos de carrera, y jugábamos carreras interminables. Y lo bueno de esto que éramos muchos chicos jugando juntos y disfrutando de momentos inolvidables.
Los barriletes que hacíamos, increíbles, uno mas bonito que otro. Hacíamos competencias a ver cual volaba mas alto.
Y hasta hacíamos pochoclos, palomitas de maiz o popcorn como les dicen. En invierno y en las veredas y nos deleitábamos comiendo. Cómo los hacíamos? Pues muy fácil. Poníamos dos ladrillos paraditos, y encima un pedazo de chapa a la que le rociábamos con arena de las acequias. Luego hacíamos una fogata y le poníamos fuego debajo de la chapa y cuando se calentaba la arena, le poníamos los maíces y ya, a esperar que saltarans los pochoclos.
Qué hermosos recuerdos!
Nos encontramos en la próxima, espero sus comentarios.